Ésta ha sido una de las principales conclusiones
extraídas de la V Jornada Anual del Instituto de Innovación Social de ESADE,
en España, que reunió ayer a empresas, ONG’s y expertos en innovación de
prestigio internacional para debatir sobre cuáles deben ser las mejores
prácticas en responsabilidad social en la empresa para ser más competitivas
dentro del marco europeo.
Según un estudio realizado por MIT Sloan Management
Review y The Boston Consulting Group, el 70% de los directivos encuestados
procedentes de empresas ubicadas en diferentes países creen que es necesario
aplicar estrategias de innovación sostenible en la organización para ser más
competitivas. De hecho, el 68% afirma haber aumentado sus prácticas en
responsabilidad social en el último año.
Así, la jornada giró en torno a la conferencia
“Conectando la innovación y la sostenibilidad. Impulsar la innovación para
tratar nuevos retos sociales y medioambientales”. Todos los expertos han
coincidido en la necesidad de impulsar la innovación y la responsabilidad
social como elementos clave para mejorar las ventajas competitivas de las
organizaciones tanto públicas como privadas. Especialmente, en momentos crisis,
en el que las empresas tienen la oportunidad de cambiar el modelo desde la base
y luchar por diferenciarse dentro de un mercado cada vez más competitivo.
En este contexto, fomentar la innovación,
introducir valores en el ámbito empresarial y apostar por las personas deberían
ser soluciones de futuro para salir con éxito de la coyuntura actual. Para el
director del Instituto de Innovación Social de ESADE, Ignasi Carreras, “el
panorama sólo se cambia arriesgando, para ello es necesario aliarse con otros
aunque sean distintos a ti”. En este sentido, asegura que “aquellas empresas en
contexto de crisis que aplican políticas de RSE y que tienen en cuenta aspectos
como el medio ambiente tienen mayor capacidad para desarrollar más ventajas
competitivas”.
Mejorar la reputación para ser más rentable
Estas organizaciones constatan que integrar la
sostenibilidad en el núcleo de su actividad abordando problemas sociales y
medioambientales les ayuda a mejorar su reputación y el nivel de
reconocimiento, lo que resulta en una mayor rentabilidad a largo plazo. Según
Carreras, “este factor es determinante para superar la crisis económica y
recuperar la pérdida generalizada de confianza que existe en las empresas y en
las instituciones”. Asimismo, los expertos sostienen que “la RSE refuerza
significativamente el nivel de implicación de los empleados y fortalece la
capacidad de la compañía para atraer y retener talento”; aspectos decisivos de
las políticas de Recursos Humanos en épocas de incertidumbre como la presente.
La directora general de ESADE, Eugenia Bieto, quien
ha inaugurado la sesión, considera que “la crisis global nos ha dado una gran
lección: hemos aprendido que directivos y responsables de gestión tienen que
prestar atención a las consecuencias de sus actividades empresariales”. Ha
insistido en que “es momento de cambiar el paradigma y de aprovechar esta
oportunidad para ir hacia un nuevo modelo más humanista combinado con el
desempeño profesional y el compromiso con la sociedad”.
Jornada de ejemplo para otras empresas
Durante la jornada se han expuesto casos ejemplares
de empresas líderes en consultoría de sectores varios como la banca, los
recursos humanos o el marketing, que pueden servir de impulso a otras
organizaciones para mejorar sus prácticas en RSE. Entre los asistentes al acto,
cabe destacar algunos ponentes de reconocido prestigio a nivel global como Knut
Haanaes, líder en sostenibilidad y socio de Boston Consulting Group; Mark
Pfitzer, director ejecutivo de Foundation Strategy Group; o Indy Johar,
codirector de Architecture 00: y defensor de la necesidad de construir una
economía cívica que pase por la unión de una sociedad cívica y un
entrepreneurship 2.0.
El acto, que ha sido certificado como libre de
emisiones de CO2 por Offset Options, también ha contado con talleres sobre
sostenibilidad e innovación que han abarcado temáticas como la creación de
valor compartido en las empresas para abordar problemas sociales y
medioambientales; el design thinking como una forma más humana de innovar; la
importancia de crear culturas de trabajo innovadoras y sostenibles en las
organizaciones, y la planificación estratégica como herramienta para desatar la
creatividad y la innovación hacia la sostenibilidad.
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